Retrospectiva a Alien: el octavo pasajero, el terror xenomorfo en toda su expresión
- Juani Fissore
- 15 jun 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 2 jul 2021
Alien -conocida por estos lados además con el remate el octavo pasajero- es, sin duda, uno de los grandes clásicos del cine de ciencia ficción y terror.

Recientemente tuve la suerte de encontrarme con dicha cinta, zapping mediante, en la pantalla chica. Lo que es mejor, que no se trataba de un hallazgo aislado, sino que estaba en presencia de un especial, donde cada noche iban a transmitir cada película de la saga. Y bueno, como seguimos en cuarentena y demás, ¿qué mejor momento para repasar el terror xenomorfo que éste?
Las producciones de ciencia ficción vivían un período de estancamiento bastante evidente, luego de lo que fue una primer gran era (1930-60) tal vez no en términos de cantidad, pero sí de cintas de gran renombre y que funcionarían como fuentes notables de inspiración para la posteridad.

La llegada de Star Wars en 1977 fue el gran punto de quiebre, realzando una vez más a este tipo de producciones. Se volvió un fenómeno de tal magnitud que en cierta forma obligó a dar un giro a la industria cinematográfica, volcándose con una mayor tendencia a realizar aventuras espaciales.
Teniendo en cuenta esto, podemos decir que Alien es una película bastante particular dentro de su estilo, y en su mismo origen. Tanto que llegó a marcar un precedente.

Si hay algo que caracteriza a esta cinta como tal, y que llega a dominarla completamente, es la puesta en escena y atmósfera tan particular en la que se desarrolla la historia. Con contadas excepciones, la ciencia ficción en general estaba marcada por un ambiente más bien pulcro, casi inmaculado, donde todo parecía más brillante. Alien reniega de este imaginario colectivo, presentándonos un ecosistema mucho más frío y desolador. El trabajo de la nave Nostromo es sencillamente espectacular, rompiendo con esa idea de espacio= nuevo/brillante. También podría llegar a pensarse como un personaje en sí mismo, ya que es una idea que parece ir deslizándose de a poco en la película. En muchas escenas, la nave parece tener vida propia, efecto potenciado por una visual opresiva producto de un look biomecánico. Sin duda un gran acierto.
La película cuenta con un ritmo más bien pausado, incluso llegando a ser denso por momentos. Algo que podría haber sido perjudicial para la película, pero cuando vemos el todo son esos pequeños momentos los que hacen acto de presencia y terminan de dar forma a esa atmósfera tan característica. Allí están escenas tan memorables como la cámara del Space Jockey y, obviamente, la del nacimiento de la criatura (el Chestburster, legendario a esta altura).

También, en la suma, se la podría catalogar más como un thriller con algunos toques de terror. Y es que tanto la ambientación como el desarrollo de personajes contribuyen a esta idea. Es sabido que el guionista Dan O’Bannon tomó múltiples inspiraciones de otros trabajos de la ciencia ficción: desde el concepto de un entorno claustrófobico en el que la bestia va persiguiendo a la tripulación, proveniente de La cosa de otro mundo (1951), o la forma en que la criatura acecha a los tripulantes, similar a lo visto en Planeta prohibido (1956). Lejos de caer en una simple copia, Alien toma estos conceptos y los retuerce en función de la historia que quiere contar, y que seguirán desarrollándose en posteriores entregas.
Y ya que tocamos el tema de la criatura, el alien tal cual -que posteriormente identificaríamos como xenomorfo- funge como el villano principal de la película. Siendo tal vez el gran protagonista encubierto, funciona como una ruptura en consonancia con el producto en general. La estética en sí del monstruo es algo que se aleja completamente de lo visto en entregas anteriores de esta temática, y supondría un impacto tal en la audiencia que se volvería un ícono en sí mismo. Algo bastante curioso es que cuenta con poco tiempo en pantalla (unos 10 minutos y moneda), pero que funciona perfectamente como elemento de misterio y generador de tensión. Tampoco se tiene un vistazo a cuerpo completo, siempre en función de esta idea.

El apartado sonoro es, quizás, el elemento que pasa más desapercibido en el conjunto, pero creo que ahí está también en porqué de la cuestión. En ningún momento se siente fuera de lugar. Cada música, cada sonido corre en función de la escena, la representa y cierra el círculo de la ambientación.
Los personajes se encuentran en sintonía, sus interacciones son creíbles. Imposible dejar de lado el trabajo de una joven Sigourney Weaver, que se encontró con la difícil tarea de encarnar a una de las grandes heroínas del cine. Tarea que cumplió con creces, por cierto. Y, particularmente, mención especial para John Hurt {todavía me duele la escena del rompepechos…)
En resumen, personajes bien escritos, un villano carismático en su medida (pero terrorífico por demás), un soundtrack cumplidor y una atmósfera claustrofóbica y opresiva hicieron de Alien una de las grandes que marcó época en su momento.
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