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Arena, la primera entrega de la franquicia The Elder Scrolls

  • Foto del escritor: Juani Fissore
    Juani Fissore
  • 3 oct 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 30 jun 2021

The Elder Scrolls: Arena se publicó allá por marzo de 1994 y fue bastante ambicioso para su época. Se nos presentaba como un mundo abierto en un entorno de fantasía medieval que permitía al jugador hacer lo que quiera y en el orden que quiera, algo totalmente fuera de serie para los tiempos que corrían.



La trama nos cuenta como Jagar Tharn, el hechicero mano derecha de Uriel Septim VII, el emperador supremo de Tamriel, traiciona a este último y lo encierra en una dimensión desconocida para hacerse con el trono y, por ende, gobernar todo el continente.


Para llevar adelante su plan, Tharn hace un uso del Bastón del Caos, un artefacto capaz de crear portales entre dimensiones, y, siendo incapaz de destruirlo, lo divide en 8 partes y las

esparce por todo Tamriel, asesinando a su aprendiz, Ria Silmane, en el proceso, luego de que intentara detenerlo.



Afortunadamente, Tharn es incapaz de desterrar el alma de Ria del plano mortal, por lo que su esencia se aparecerá en los sueños del protagonista y lo guiará en una aventura por todo el continente para recuperar el Bastón del Caos y rescatar al emperador de su cautiverio.


Este titulo es inmenso, y cuesta creer que se haya podido disfrutar a principios de los ‘90. Los paises de Tamriel son enormes y se pueden recorrer libremente, hablando con los ciudadanos, descansando en las posadas o comprando/vendiendo items.



No nos olvidemos que estamos hablando de un RPG, por lo que los items que usemos serán de vital importancia para poder progresar en la aventura, así como los skills que manejemos según subamos de nivel.


Las mazmorras, necesarias para poder recolectar las piezas del Bastón, son un verdadero laberinto y están infestadas de monstruos, algunos incluso muy poderosos, por lo que no hay ni que acercarse si no se posee un buen nivel ni se cuenta con una buena armadura y algún arma poderosa.



Otro punto estratégico son las diferentes razas disponibles para seleccionar al inicio de la partida, ya que cada una posee particularidades propias que hacen que la experiencia de juego sea muy diferente dependiendo cuál se haya elegido. Tenemos desde el guerrero hasta el mago, pasando por el ladrón, el elfo, el no muerto y un largo etcétera.


Todos estos factores lo vuelven un juego muy completo -y complejo- para su momento de estreno, y, sinceramente, no puedo dejar de recomendarlo a todo el que disfrute del RPG más clásico.



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