Z Gundam, la continuación que dejó por el suelo al Mobile Suit original
- Juani Fissore
- 3 oct 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 30 jun 2021
Las secuelas nunca fueron buenas. Bueno, al menos eso es lo que dicen. Tenemos muchos ejemplos que podríamos utilizar como excepción a la regla, y hoy vamos a hablar de uno de ellos.
Mobile Suit Z Gundam estrenó en 1985 y duró 50 episodios. La serie fue un riesgo enorme para su productora, Sunrise, ya que el producto original había sido recibido con bastante frialdad por parte del público debido a su crudeza.

Yoshiyuki Tomino, su creador, seguía creyendo fervientemente en que el animé no debía tomarse a la ligera ni ser reducido a simple “entretenimiento infantil”, de manera que volvió a insistir con una segunda parte de aquella historia que se había emitido 6 años antes. Tomino tenía claro que había pasado cierto tiempo y que la industria había madurado lo suficiente como para volver a intentarlo, sólo que esta vez haría un animé mucho más oscuro que el original. El éxito no se hizo esperar.
La trama nos sitúa 8 años después del final de la denominada guerra de un año entre la Federación de la Tierra y el Principado de Zeon. Una especie de golpe de Estado interno hace que la Federación pase a estar controlada por un grupo de fascistas conocidos como Titans, quienes imponen una de las dictaduras mas crueles que la humanidad haya visto jamás. Este nuevo gobierno lleva a la formación de la AEUG (Anti-Earth-Union-Group), grupo de resistencia que se enfrentará al régimen instaurado por los Titans.
Esta es la base del argumento, una nueva guerra espacial entre dominadores y dominados, sólo que esta vez vemos un tono mucho más maduro y oscuro -sí, esto es posible- que la serie original. El conflicto está mucho más desarrollado, con un guion mejor trabajado que profundiza en el lado “sucio” de la personalidad humana, haciendo énfasis en intereses personales y conspiraciones que funcionarán como obstáculos dentro del mismo punto central del argumento, que es la guerra en sí misma. Este énfasis dejará florecer subtramas que tengan que ver con secretos de Estado, intriga política, la traición ideológica y, sobre todo, la muerte.

Pero el punto fuerte de esta serie, más allá de la historia, son sus personajes. En esta segunda parte, Gundam vuelve a demostrarnos su superioridad al momento de presentar personajes complejos que estén muy por encima de la media en un animé promedio.
El protagonista de esta secuela es Kamille Bidan, un chico que -aparentemente- posee habilidades de Newtype y busca unirse a la AEUG como piloto. Ahora bien, por más similitudes argumentales que podamos encontrar con Amuro Ray, Kamille es un personaje totalmente diferente. Es una persona idealista, convencido de lo que tiene que hacer. No lo hace “porque no le queda otra” sino porque quiere. Odia a los Titans con todo su corazón y busca derrocarlos sin importarle como. Las tragedias que le ocurren a lo largo de la serie son terribles, no existe mejor termino para definirlas. Es más, está tan encerrado en sus emociones que podría hasta considerarse como una persona “autista”.
Además, también volvemos a ver a personajes de la serie anterior, tales como Bright Noa, Char Aznable o el mismísimo Amuro Ray. A pesar de contar con el protagonista anterior, quien realmente se lleva todos los aplausos es Char, el villano de la serie original a quien vemos en esta como el mentor/maestro de Kamille.

Acá se hace mucho más énfasis en los ideales de cada uno, volviendo a jugar con la idea de que no existen “buenos y malos” sino personas con diferentes ideologías políticas. Esto queda reflejado a más no poder con Amuro y Char, quienes ahora trabajan juntos como miembros de la AEUG, a pesar de casi matarse el uno al otro 8 años atrás.
La villana que nos ocupa, por encima del resto (hay MUCHOS villanos), es Haman Karn, la suprema autoridad de Axis. Este “tercer frente de batalla” no es más que los restos del principado de Zeon, que buscan volver a alzarse desde sus cenizas y llevar una revolución a la galaxia. Ella es una líder totalmente segura de lo que quiere, sin tener miedo a las consecuencias de sus actos ni a quien se lleva por delante mediante los mismos. Sorprende realmente ver semejante personaje femenino en un animé de mediados de los ’80, época en la que, mayormente, las mujeres eran relegadas a secundarias y sin casi desarrollo salvo contadas excepciones.
No podemos hablar mucho sobre este personaje en sí mismo, ya que a lo largo de toda la serie se mantiene en las sombras moviendo los hilos y esperando el momento perfecto para alzarse tanto contra los Titans como contra la AEUG, que no será otro que durante los acontecimientos de Mobile Suit ZZ Gundam, la tercera parte de esta franquicia y en la cual Haman Karn es la verdadera villana. Como pequeño inciso, podemos asegurar que es el personaje de animé femenino favorito de este humilde redactor.

A nivel técnico la serie mejora muchísimo respecto a su antecesora, reflejando un paso del tiempo que pareciera ser mucho más largo que el que en realidad fue. Y es que, a pesar de sentirse adelantadísima a su tiempo, esta secuela también repite algunos errores que dejó la anterior, sobre todo a nivel narrativo.
En esta continuación volvemos a tener un ritmo narrativo bastante lento (a pesar de no serlo TANTO como la primera) que reduce muchos episodios a puras batallas espaciales que intentan desarrollar más a los personajes pero que, lastimosamente, se vuelven repetitivas y tediosas a partes iguales. Pero, como pasaba con su antecesora, esto se arregla llegando al final. La historia termina con un final que no es el que uno se espera, sino todo lo contrario. Es un final oscuro, violento, triste y desolador. El espectador que haya realmente empatizado con los personajes (sobre todo con el protagonista) se verá quebrado espiritualmente, posiblemente sin aceptar realmente lo que está viendo.
Retomando un poco la cuestión del ritmo narrativo, la lentitud es un poco más tolerable que en la originalidad debido a la espectacularidad de las batallas. La animación es AMPLIAMENTE mejorada en muchos aspectos (no dejemos de tener en cuenta que estamos hablando de 1985, por favor), y es mucho más agradable al ojo humano, aunque por obvias razones no puede competir con producciones actuales.

El apartado que sí puede no sólo competir sino superar a muchas series promedio de hoy en día es su banda sonora. No tanto por el opening y el ending, aunque también suenan muy bien, sino que el punto fuerte está en la música orquestal que acompaña la ambientación en todo momento. Realmente logra zambullir de lleno al espectador dentro del espacio mientras transcurren los combates entre Mobile Suits, llegando a transmitir una tensión que no muchas otras series de la industria pueden darse el lujo de ofrecer.
Como conclusión, y si en el número anterior dijimos que la primera parte competía como uno de los títulos más importantes de la historia de la animación nipona, podemos asegurar que esta segunda la deja muy atrás. Es una serie increíblemente buena, que impactó demasiado en su momento y que hoy en día sigue pudiéndose disfrutar de la mejor manera. Sin duda alguna, y desde el punto de vista de la redacción, estamos ante la mejor serie de toda la franquicia Gundam que, lamentablemente, dio paso a una tercera entrega que fue totalmente lo opuesto.
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