top of page

El hijo de Drácula, un ejemplo más de la guerra entre corporaciones

  • Foto del escritor: Juani Fissore
    Juani Fissore
  • 20 jul 2021
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 21 jul 2021

Dice el dicho que no hay dos sin tres. O, al menos, para quienes consumimos películas pochocleras, una trilogía se nos hace como una “historia completa” pese a que, en realidad, son tres historias cerradas unidas bajo un hilo narrativo al que conocemos como “continuidad”.


Este tipo de prácticas, allá por los albores del séptimo arte, no eran demasiado habituales. Fue un estudio, a día de hoy muy conocido, quien puso de moda esto de las “segundas partes” y, además, las terceras. Me refiero, por supuesto, a Universal y su Dark Universe.



Luego del despido de Carl Leammle Jr. de la compañía, el universo compartido de monstruos siguió existiendo y, si ya se había explotado hasta la saciedad durante la primera mitad de la década del ’30, ya para principios de los años ’40 la cosa había llegado al siguiente nivel.


Estamos hablando de una franquicia de películas que estrenaba dos o tres producciones al año (hoy en día, Marvel Studios lo hace y está todo bien, pero para esa época era una locura impensable) y, si bien Universal se había vuelto una mina de oro imbatible, tantas producciones en intervalos de tiempo tan cortos empezaban a pasar factura no solo a nivel económico, sino también narrativo.


Habían pasado ya más de 10 años desde el principio de todo, desde aquella obra maestra indiscutible que fue Drácula, y como ya el resto de personajes contaban con 4 o 5 películas cada uno (algunos, incluso, más), era lógico que una tercera entrega del primer personaje estuviera cocinándose a fuego lento pero seguro.



El hijo de Drácula estrenó en 1943, un año en el que podríamos decir que comenzaron las competencias entre las productoras audiovisuales por quedarse con la porción de taquilla más grande, y ahora veremos por qué.


Por supuesto, los grandes productores de la empresa entendían que habían sobresaturado el mercado con tantas propuestas de terror similares y que ya era buen momento para cambiar y probar algo diferente.


La dirección cayó en Robert Siodmak, un tipo que se sentaba por primera vez a dirigir una historia de terror. Su curriculum estaba plagado de propuestas de gangsters, mafiosos y películas noir (o cine negro, para los amigos) y, de alguna manera, eso mismo es lo que intentaron hacer acá.



Esta es una propuesta que mezcla de manera muy acertada una película íntegramente de terror con una estética propia de los policiales, alejándose bastante de los “sustos fáciles” del resto de propuestas.


Es una historia con mucho misterio, donde el grueso de la trama recae en la investigación más que en la violencia gráfica propiamente dicha (que la hay, y mucha, cuidado), y el protagonismo absoluto se lo llevan “los buenos” y sus ansias de saber “que carajo está pasando”, todo bajo un halo de suspenso tremendo que está muy bien desarrollado a lo largo de todo el film.


El papel protagónico quedó en manos de Lon Chaney Jr. (quien ya había protagonizado “El Hombre Lobo” en 1941, una de las mejores propuestas de esta saga sin ninguna duda, a la cual le vamos a dedicar un extenso análisis en un futuro).



En este caso, el flamante villano es Alucard (Drácula al revés, eran re originales en Universal), una entidad misteriosa que se presenta como un profesor universitario que seduce a una de sus estudiantes y la enamora completamente, pese a que esta última está comprometida.


Y digo que es un personaje misterioso porque, en efecto, no nos enteramos de sus intenciones ni de su verdadera identidad hasta el final de la película, cuando los mismos protagonistas lo descubren. Es ahí cuando nos enteramos que es hijo de Drácula y hermano de la Condesa (sin contar el hecho de que, bueno, el título de la película ya nos spoilea quien es), además de dar más de un giro argumental que, todo sea dicho, sorprenden mucho. Para la época, y con lo explotado que estaba el género en ese entonces, es un diez.


Ahora bien, estamos hablando de un personaje muy diferente a lo que estamos acostumbrados dentro del arquetipo “vampírico” del cine de terror. Alucard tiene una personalidad muy definida y hasta contrasta con la forma de ser de su padre, lo cual puede hacernos pensar que estamos viendo una película distinta, salvo por ciertos hilos continuistas que enganchan con las dos producciones anteriores.



Otro aspecto que me parece relevante rescatar de esta producción, es el avance gigante en materia de efectos especiales que percibimos respecto a entregas anteriores. Los escenarios, la ambientación y el maquillaje están muy bien logrados, superando con creces todo lo visto hasta ese entonces, además de ser la primera vez que logramos ver de manera definida y dentro del plano, al murciélago transformándose en persona y viceversa, un detalle que envejeció muy correctamente al paso del tiempo y del cual, tanto para su padre como para su hermana, solo habíamos podido percibirlo a contraluz y fuera de cámara. Todo un avance.


Por supuesto, más tarde el personaje de Alucard pasó a la inmortalidad como uno de los grandes referentes dentro de personajes vampiros en la cultura popular, y digo más tarde porque, en su momento, esta película pasó sin pena ni gloria por las salas de cine, viéndose totalmente opacada por la competencia y quedando, por un largo tiempo, en las profundidades del olvido.


Esto se debe a que, por aquel entonces, Universal lideraba con diferencia en lo que a cine de terror se refiere, dejando a años luz a otras productoras que lo intentaban, pero no llegaban a la masividad de la empresa con el logo del planeta Tierra.


Viendo que, a nivel narrativo no podían hacerle frente debido a que, bueno, Universal contaba con las licencias más potentes para el género en ese momento (recordemos que las adaptaciones de libros de terror vendían un montón), otras empresas empezaron a intentar plagiar el éxito obtenido, como fue el caso de Columbia Pictures.


Cuando se anunció que Universal estaba desarrollando una tercera entrega de Drácula, el estudio de la estatua de la libertad joven arremetió para robarles la idea, y empezaron a escribir el guion de su propia película de vampiros. Por supuesto, todo a las apuradas, ya que este título se escribió, filmó y editó en el tramo en el que la película protagonizada por Alucard estaba en posproducción, lo cual derivó en una historia mediocre, llena de clichés y agujeros argumentales que terminaron levantando el odio de la crítica y el público por igual.



Entonces… ¿Cuál fue el problema? Dirán ustedes. Bueno, el problema fue que, para competir, desde Columbia contrataron a nadie más ni nadie menos que Bela Lugosi para interpretar al villano de esta historia. Si, así como lo leen, la propuesta de Columbia estaba protagonizada por Drácula padre. Sacaron la billetera, le pusieron plata encima al actor húngaro y lo sumaron a la producción, dando como resultado un bodrio cinematográfico nefasto llamado “El regreso del vampiro”, que también vi, por supuesto. Jeje.


Ambas películas estrenaron el mismo día, dando inicio a la idea de competencia audiovisual, siendo uno de los primeros de tantos ejemplos de situaciones en las que los intereses económicos valen mucho más que los artísticos.


Por obvias razones, el público de esa época entró al cine a ver la producción de Lugosi, ya que, recordemos, fue el Drácula original, y un titulo tan llamativo y “clickbaitero” (si me permiten el término) como “El regreso del vampiro”, no podía pasar desapercibido.


De esta manera, el resultado de “El hijo de Drácula” fue un total desastre económico que llevó a que Universal perdiera mucho, pero MUCHO, dinero invertido, y se tomó la cruda y difícil decisión de dejar morir la historia del vampiro por excelencia de una vez por todas.


Realmente, resultados así dan lastima y de verdad, ya que, si somos sinceros, es la mejor de las tres. Una joya perdida que el paso del tiempo nos permitió rescatar y redescubrir.


Estamos ante la última película de Drácula dentro del Dark Universe, pero… ¿Será la última vez que veamos algo del personaje?



También te puede interesar




Comments


bottom of page