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Breve recorrido histórico a través de la animación japonesa

  • Foto del escritor: Juani Fissore
    Juani Fissore
  • 8 abr 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 30 jun 2021

La animación japonesa surge en 1910, producto del surgimiento del denominado “cine de animación” en Francia y Estados Unidos, que se caracterizaban por la producción de cortometrajes dibujados a mano y animados mediante la sucesión de fotogramas. Durante este tiempo, Estados Unidos se posicionaría como un pilar fundamental en el desarrollo de este tipo de cine, gracias a estudios como “Walt Disney Pictures”, que después de producir algunos cortos salta inmediatamente a la gran pantalla con Blancanieves y los siete enanitos, estrenada el 21 de diciembre de 1937. A partir de este gran éxito tanto de crítica como de taquilla, Walt Disney Pictures sería considerado todo un exponente en lo referente a animación. Otro estudio que merece la pena mencionar por estos años es “Warner Bros. Pictures”, que cosechó un éxito arrollador en televisión gracias a su antología de cortos Merrie Melodies (conocida en latinoamérica como Fantasías animadas de ayer y hoy), que estrenó en 1931 y se mantuvo al aire hasta 1969.



En el otro extremo del mundo, el cine de animación se focalizó principalmente en cortometrajes y alguna que otra película de larga duración sin mucho presupuesto. No sería sino hasta la década del ’60 cuando este país comenzaría el imperio por el cual hoy es reconocido. El medio que sí era muy popular en aquel entonces entre el público japonés, era el cómic. El llamado “manga” o “cómic japonés” era consumido por el 85% de los niños de la época, y un 30% de los adolescentes pertenecientes a la sociedad nipona. El manga presentaba todo tipo de historias, tanto infantiles, que se caracterizaban por ser historias más sanas, de comedia y, hasta cierto punto, acción y ciencia ficción, como más adolescentes o adultas, en las que se incluía el género policial, de suspenso, de terror y de monstruos (claramente influenciadas por el enorme éxito comercial que resultó Gojira (Godzilla, para los amigos), película producida por TOHO y estrenada en 1954).



En 1960, aparece un mangaka (término utilizado para denominar a un artista de manga) que estaba gozando de un modesto éxito con una rebuscada idea. ¿Qué tan loco sería si lleváramos algún manga a la televisión mediante una serie animada? Con esa simple pregunta comenzó todo. Este tipo, llamado Osamu Tezuka (conocido, hoy en día, como el “Dios del manga” y el “padre del animé”) se puso manos a la obra y con unos asociados fundaron lo que fue el primer estudio de animación japonesa destinado a la televisión, conocido como Mushi Production. La obra elegida para ser el primer animé en existir fue el manga en el que Tezuka había estado trabajando desde 1952, que gozaba de un éxito bastante grande. El manga era una historia de ciencia ficción titulada Astro Boy, hoy en día reconocido como una de las obras de animación más importantes a nivel mundial. El éxito no se hizo esperar, el animé, estrenado en 1963, fue un éxito inmediato y el estudio encargó inmediatamente la producción animada de otro manga de Tezuka, siendo esta vez Kimba, The White Lion.



Así fueron pasando los años, y Japón dominó casi monopólicamente el mercado de animación en lo que a televisión se refiere. Sus productos se emiten en todo el mundo, siendo el único país que ha logrado un éxito televisivo de tal magnitud. Hoy en día, existen multitud de estudios de animación que se encargan de adaptar mangas a la pantalla chica. El primer gran exponente es Toei Animation, quien fue uno de los principales responsables de que el animé fuera un éxito fuera de Japón en la primera oleada internacional del producto, durante los ’80, con las adaptaciones de Dragon Ball y Saint Seiya, los dos productos más exitosos de la historia del estudio y que, a día de hoy, siguen siendo reconocidos. Otras adaptaciones importantes de Toei en aquel entonces, fueron Mazinger Z, Sailor Moon, Pokémon y Digimon, que también gozaron de gran aceptación. Hoy en día, el estudio es reconocido por la secuela de Dragon Ball, titulada Dragon Ball Súper y por la adaptación del manga más exitoso, comercialmente hablando, de toda la historia de Japón, la monumental One Piece.



Otros estudios dignos de mención pueden ser Pierrot (criticados severamente debido a su frecuente implementación de “relleno” dentro de sus adaptaciones), con las exitosas Naruto, la injustamente cancelada Bleach y Tokyo Ghoul; BONES (quienes también suelen recibir fuertes críticas por modificar el final de sus series, alejándose del manga original) con Soul Eater, Eureka Seven, Ouran High School Host Club, Full Metal Alchemist y My Hero Academia; TMS Entertainment (quienes se caracterizan por no terminar de adaptar el manga en cuestión completamente, sino que cierran al cabo de unos cuantos episodios) con Detective Conan, Lupín III o D. Gray-Man, además de haber incursionado en la gran pantalla con Akira. Gainax y su abrumador éxito psicológico Neón Génesis Evangelion. Sunrise y su franquicia multimillonaria Mobile Suit Gundam, además de otras series exitosas como Cowboy Bebop, Accel World o InuYasha. Madhouse y sus aclamadas obras Card Captor Sakura, Hajime No Ippo, Death Note, Monster, HunterXHunter, Btooom! o One Punch-Man. Para finalizar, y para no mencionar los cientos de estudios que existen, podemos nombrar a A-1 Pictures, con sus adaptaciones de Blue Exorcist y Sword Art Online y a Production I.G. con Blue Seed, Psycho-Pass o el inesperado éxito mundial Attack On Titan, además de también probar en el cine con Ghost In The Shell y The End Of Evangelion. A modo de bonus, también podemos mencionar a Gonzo, estudio que se encargó de la adaptación de Hellsing, Full Metal Panic!, Gantz, Basilisk, Afro Samurai y Rosario + Vampire.



Además de la televisión, también existe un estudio de animación que se encarga de producir películas para cine, siendo considerado como el mejor estudio de todos los tiempos debido a su calidad y espectacularidad en lo visual, además de lo profundo de sus obras. Estamos hablando de Studio Ghibli, entre cuyas obras más importantes se encuentran Mi vecino Totoro, La Princesa Mononoke y El viaje de Chihiro.



Podríamos extendernos mucho más, ya que nos quedan cientos de estudios por nombrar, pero nuestro conocimiento es limitado y no tuvimos el placer de disfrutar de todos los animes que nos hubiera gustado, además que parece haber quedado clara la importancia del mercado de animé japonés para la industria de animación en general.



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