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Robocop, la brutalidad policial satirizada a más no poder

  • Foto del escritor: Juani Fissore
    Juani Fissore
  • 22 jun 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 2 jul 2021


Siempre viene bien repasar algunos clásicos, ¿no? Sobre todo, cuando son clásicos atemporales, de esos que podés ver cien veces seguidas sin aburrirte. Incluso, a veces pasa que, con la revisión, uno va encontrando ciertas cositas que se le escaparon la primera vez.


Uno de los clásicos a los que me refiero es Robocop, película de ciencia ficción dirigida por un Paul Verhoeven en su más alto estado de gracia, estrenada en 1987 que me parece indiscutiblemente excelente, no importa cuantas veces la veas.



Lo curioso de este título es que solía disfrutarlo mucho de chico cuando, por obvias razones, no estaba ni cerca de entrar en el público al que iba destinado originalmente. Por esta razón, repasándola de más grande y con cierta “madurez”, uno encuentra un montón de conceptos que se escaparon en su momento y que, sin duda, son admirables.


La película nos cuenta la historia de Alex Murphy, un policía que llega mediante transferencia a la Central de Detroit. Dentro de este nuevo recinto, Murphy es testigo de cómo el crimen está por todas partes y supera ampliamente al cuerpo policial, que está a punto de declarar huelga debido al riesgo que supone su trabajo y el poco salario que reciben por el mismo.



A Murphy no le importa nada de esto, él quiere hacer valer la ley y, junto a su nueva compañera Anne Lewis, se embarcan en la persecución de una banda de criminales peligrosísima. Esta aventura termina, por supuesto, costándole la vida al recién llegado.


Mientras tanto, una compañía de seguridad nacional, llamada OCP, está buscando instaurar una nueva urbe comercial en los barrios bajos de Detroit, y para esto necesitan acabar con el crimen en las calles. La OCP controla administrativamente a la policía, y su jefe está buscando alternativas para acabar con la criminalidad.


Uno de las propuestas recibidas es el Programa Robocop, que consiste en la creación de “superpolicías” que sigan las directivas que ellos consideren necesarias y no puedan ser dañados fácilmente por los criminales.


El asesinato de Murphy es la excusa perfecta para llevar adelante el programa, y así se termina dando. Robocop es un autómata que sigue únicamente la moral de las leyes, y no se detendrá ante nada para hacerlas cumplir.



Pero… ¿Qué pasaría si este super robot empezara a tener flashes de su vida pasada y de a poco fuera recordando su conciencia? ¿Qué pasaría si, dentro de las organizaciones de juró proteger, encuentra corrupción y normativas opuestas a lo que lo representa?


Bien, estamos ante una película de CIENCIA FICCIÓN en mayúsculas. Imprescindible para todo amante del policial y la acción ochentera. Estamos hablando de una película HERMOSA por donde se la mire.


Las escenas de acción son una brutalidad, y nunca mejor dicho. La película maneja un nivel de violencia bestial, bastante gore y no recomendado para gente sensible, además de manejar conceptos como corrupción política y corporativa, manipulación de información por parte de los medios de prensa, muchísima apología a la droga, y muchísimo más.



Está plagada de crítica social, sobre todo en ciertas escenas metidas a modo de intervalo dentro de la historia que muestran a medios locales de Detroit contándote noticias sobre el resto del mundo, con comerciales sobre juguetes infantiles que rozan lo irrisorio. Creo que acá el director se merece más de un aplauso.


Viéndola de chico, recuerdo fanatizarme por Robocop, pero taparme los ojos más de una vez en las escenas de violencia (la muerte de Murphy impacta muchísimo, incluso a día de hoy), y por supuesto todo lo relacionado a los ascensos y abusos de poder por parte de la OCP pasaba totalmente desapercibido para mí, lo cual hizo que repasarla sea muy pero muy gratificante.


No quiero cerrar el artículo sin rememorar esa alucinante banda sonora que, ni bien se escuchan los primeros acordes, automáticamente recuerdan a este film y, sobre todo, a este personaje.


No me queda más que recomendarla para todo aquel que no la haya visto. La considero un clásico de culto, que terminó escupiendo una franquicia que, lastimosamente, no le hizo del todo justicia.



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