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Retrospectiva a Rambo: First Blood, uno de los estandartes del cine de acción

  • Foto del escritor: Juani Fissore
    Juani Fissore
  • 8 jun 2021
  • 3 Min. de lectura

First Blood, también conocida como Acorralado o simplemente Rambo, es una película estadounidense de 1982 dirigida por Ted Kotcheff y protagonizada por Sylvester Stallone. Considerada como uno de los grandes clásicos del cine de acción -sino él- no podíamos dejar de darle una oportunidad y pegarle un repaso como realmente se merece.



Basada en la novela Primera Sangre (1972) del escritor David Morrell, nos cuenta la historia de John Rambo, un veterano de la Guerra de Vietnam y ex boina verde que, al parecer, no se halla del todo cómodo y tiene problemas para adaptarse nuevamente a la vida de civil. Mientras tanto, vagabundea por Estados Unidos.


En este trajín que lleva cae en un remoto pueblo llamado Hope, donde ni bien llega se notan ciertas asperezas con el sheriff local Will Teasle, también veterano de guerra quien, llevado por sus propios prejuicios, se enzarza en una disputa de tipo “a ver quién la tiene más grande”. Rambo termina metido en cana y, casi sin quererlo, desatando el infierno en el pueblo, ahora convertido en una zona de guerra.



La peli cuenta con un ritmo más bien vertiginoso, que va en escalada prácticamente hasta el final. Rambo es un personaje que se construye con poco. De hecho, para ser el protagonista podría considerarse que cuenta con pocas líneas. Aun así, no necesita de mucho más para hacerse entender. Ya de entrada esa primera escena cuando va a visitar a la familia de su compañero caído nos hace empatizar con el personaje. En este sentido, la película explota de sobremanera la -quizás- mejor cualidad que tiene el cine como expresión artística, que se nutre de la demostración.


La secuencia de flashbacks es sencillamente brutal. Aunque breves, éstos -más lo que te cuentan otros personajes (principalmente el coronel Trautman)- permiten a Rambo adquirir ese estatus de personaje construido en base a leyenda, y la verdad es que la hora de poner las cartas sobre la mesa no se las gasta en demostrar por qué es así.



First Blood es, sin duda, más de lo que se rasca en la superficie. Uno tiene la imagen de Rambo como el héroe de acción implacable que va a saco permanentemente (en parte alimentada por las secuelas), y en este caso no es tan así. A ver, no deja de ser una película de acción tal cual, pero el trasfondo y el mensaje que maneja la puede catalogar como una cinta algo más profunda de lo que parece a primera vista. Una suerte de “drama humano” de un hombre incapaz de reinsertarse en la sociedad, más bien, porque ésta no lo deja. Y, hasta cierto punto, he de creer que Rambo no se deja tampoco: no se siente cómodo precisamente, y dónde verdaderamente lo hace es una vez se desata el caos en el bosque. John Rambo no nació para la guerra, él es la guerra:Nosotros no lo cazamos, él es quien nos caza”. Paradójicamente, y lejos de lo que cabría esperar, Rambo no mata a nadie en esta entrega, pero sí deja heridos a unos cuantos.


A riesgo de spoiler, otro elemento a destacar tiene que ver con éste y cómo se da cierre al personaje principal. Cómo se quiebra Rambo al final, mientras habla con Trautman, está lejos -lejísimos- de ser la típica historia del héroe victorioso y estoico. No señor, acá es donde se muestra la fragilidad del personaje, y cómo las experiencias que vivió lo han ido persiguiendo. Los personajes secundarios son correctos (odiosos cuando deben serlo), siendo remarcables además las interpretaciones de Brian Dennehy como el sheriff Teasle y Richard Crenna como el coronel Trautman. Ni hablar en lo referido a Stallone, que se enfrenta de sobremanera a un papel no solamente riguroso desde lo físico, sino también desde lo mental.



En fin, si lo tuyo es el cine de aventuras con algún destello de thriller aderezado con secuencias brutales de acción y un toque de cambio del paradigma del héroe, no puedo más que seguir recomendando darle una oportunidad a este peliculón.



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