Cobra Kai y un regreso por la puerta grande
- Juani Fissore
- 9 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 jul 2021
No hace mucho, a poco más de la mitad del 2017, nos enterábamos que estaba en producción una serie-secuela de Karate Kid, de la mano de Youtube. No les voy a mentir: esto me inspiraba desconfianza por todos lados, más cuando se dijo que el show estaría destinado a la comedia. A medida que iba pasando el tiempo salía nueva información del proyecto, hasta que llegó la confirmación -en primer lugar- del retorno de Ralph Macchio y William Zabka a la saga, y luego el teaser, y… ya no pude soportarlo más ¡La espera se hizo eterna! Finalmente se estrenó el 2 de mayo del año siguiente en stream por Youtube Red. ¿Y qué puedo decir? Nada, porque la verdad me dejó sin palabras. En el mejor sentido posible.

La historia transcurre 34 años después de los hechos ocurridos durante la Karate Kid original, mostrándonos que fue de la vida de Johnny Lawrence, rival de Daniel-san. Aquí vemos que no le ha ido muy bien que digamos en la vida, vive en un pequeño departamento bastante sucio y bebe constantemente, trabajando de lo que puede para sobrevivir. Del otro lado tenemos a Daniel, convertido ahora en un exitoso hombre de negocios, y con una hermosa familia. El plot comienza a desenvolverse cuando Johnny se da cuenta de que en cierto punto ha tocado fondo y decide reabrir el dojo Cobra Kai. Algo en lo que -por supuesto- Daniel no está de acuerdo, dando lugar a un constante tira y afloje entre 2 estilos y modos de ver la vida diferentes.
La serie fue escrita por Josh Heald, Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg, y contó con Will Smith como productor (quien, tocado en su orgullo, ahora sí se puso las pilas), además de los propios Macchio y Zabka, Overbrook Entertainment y Sony Pictures Television. Un guion e historia consistentes, las capas de los personajes, su desarrollo, el valor que esas zonas grises dan a la historia y cómo enfrentan al espectador (si recordamos, en Karate Kid solo nos mostraron una parte), cómo esta vez uno no está seguro de qué lado estar, inclusive los mismos personajes cuestionan sus decisiones constantemente. Una secuela con todas las letras, que respeta su pasado y a la vez da una nueva bocanada de aire para el futuro.
Como no podía faltar, hay una gran cantidad de referencias a las cintas originales de Karate Kid, sobre todo a la primera. Es gratificante señalar que no se abusó del uso de flashbacks para apelar permanentemente a la nostalgia del espectador, sino que la historia se vale por sí misma, lo cual es un gran punto a favor. Los flashbacks son utilizados en puntos específicos de la serie, donde además de jugar con el sentimiento –obviamente- aportan a la trama.
El soundtrack maneja muy bien la mezcla entre épocas, combinando nuevos acordes con aquellos que compusiera el gran Bill Conti, marcando un contraste más que interesante que dota a la serie de una atmósfera particular.

Gran trabajo del elenco en general, donde por supuesto destacan Ralph Macchio y William Zabka (mención especial para él) retornando a sus icónicos papeles. Por su parte, los nuevos actores no se quedan para nada atrás, contribuyendo cada uno desde su lugar para dar a la historia un ritmo que te engancha desde el primer momento (sip… me miré la serie de un tirón, 2 veces…). El 29 de abril del año pasado se estrenó una segunda temporada que también juega, pero eso es para otro artículo. ¡Ah, me olvidaba! Ya hay una tercera con la producción ya encaminada. Por lo visto, hay Karate Ki… Cobra Kai para rato. ¡Banzai!
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