A 80 años de la primera aventura del que posiblemente sea el personaje más conocido dentro del cómic
- Juani Fissore
- 3 oct 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 jul 2021
El Caballero de la Noche cumplió su octava década dentro de este medio que tanto nos apasiona y, desde la redacción, no podíamos dejar pasar la oportunidad de dedicarle una entrada en esta publicación.
Este personaje apareció por primera vez en el número #27 de Detective Comics, marzo de 1939, siendo el segundo gran personaje de la editorial que debe su nombre a esa misma publicación. Creado por Bob Kane y Bill Finger, Batman fue concebido como la contraparte de Superman (cuyo éxito estaba permitiendo que DC pueda contratar gente para desarrollar nuevos personajes): Compartía el arquetipo de la capa y el traje, pero era humano y no había
elementos fantásticos en su historia.

Esta primera versión nos presentaba a Bruce Wayne, un adinerado aristócrata quien había heredado la fortuna de sus padres y que combatía el crimen disfrazado de murciélago. Batman era un asesino despiadado, castigaba a sus víctimas sin ningún tipo de remordimiento por el bien de Gotham. Esta personalidad caería también en un arquetipo de cara al futuro que sería denominado como “vigilante”, en vez de “superhéroe”.
El personaje no tardaría en ser un éxito arrollador para la compañía, lo que permitió que tuviera su propia serie, además de continuar en Detective Comics (similar a lo que ocurrió con Superman y Action Comics).

En esta nueva serie se presentaría a Dick Grayson, Robin, como un alivio infantil para acercar a los niños a las historietas. Además, se presentarían enemigos que son ya clásicos dentro de la mitología del murciélago, como el Pingüino, Dos Caras, el Acertijo el Joker.
Junto con Superman y Wonder Woman, Batman fue uno de los pocos personajes de DC que continuaron publicándose sin interrupciones luego que el negocio del cómic americano descendiera notablemente terminada la guerra, por eso es que cuando las cosas reflotan con la llamada “Edad de Plata”, el personaje que conocíamos se mantiene prácticamente igual.
No tardan en empezar a modificarlo de acuerdo al consumidor de la época, claro está. Por esto, en los ’60 Batman comienza a ser mucho más colorido e infantil, rozando la comedia absurda con sus incontables gadgets en su baticinturón, como el batirestaurador de tres dimensiones, por ejemplo. Esta idea sería utilizada y popularizada al extremo con la serie de televisión protagonizada por Adam West. En esta época se suma Bárbara Gordon como Batgirl al plantel de personajes, haciendo equipo con Batman y Robin.

El tiempo fue pasando hasta llegar a Crisis en Tierras Infinitas, y con la crisis también llegamos a Frank Miller. Este autor junto con David Mazzuchelli fueron los encargados de revitalizar al personaje, volviéndolo prácticamente como lo conocemos hoy en día. El Batman de Frank Miller era una persona común, sin gadgets infantiles ni nada por el estilo. Era agresivo, violento y especialmente calculador. El primer trabajo de Miller con el personaje, Year One de 1986, hoy día es recordada como una de las mejores historias que el medio del papel nos ha presentado. Como si esto fuera poco, The Dark Knight Returns catapultó al personaje al estrellato masivo, inspirando a Tim Burton a llevarlo al cine en 1989.

Esta versión de Batman es la que se mantuvo vigente durante mucho tiempo, viéndose su personalidad construida totalmente por Miller. Sus villanos, en cambio, fueron desarrollados por otros autores que llevaron a la reflexión mediática sobre si los cómics podrían llegar a ser considerados arte verdadero o simple entretenimiento pasajero. Un claro ejemplo de esto, lo marcó Alan Moore y su construcción del Joker en The Killing Joke.
The New 52 trajeron pocas modificaciones para Batman, viendo sus historias ser escritas por gigantes del medio como Scott Snyder, Tony Daniel, Peter Tomasi y David Finch. En este reinicio, Bruce es el padre de Damian Wayne, un chico conflictivo por el que corre sangre Al’Gul y no comparte para nada la política de su padre de “no matar”. En esta última etapa, la personalidad que desarrollaron sus autores lo volvió un hombre dubitativo sobre si seguir combatiendo el crimen en la ciudad o volverse un mejor padre que sirva como ejemplo en la educación de su hijo.

¡Felices 80 años, hombre murciélago!
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